Una de las razones es la mejora en la calidad de vida de los usuarios de perros de asistencia. Como dato importante, el 90% de las personas en silla de ruedas prefiere la compañía de un perro, antes que una silla eléctrica; y es que, el perro hace mucho más que tirar de la silla si fuera necesario, es también un amigo y un compañero.
La decisión de una persona con discapacidad de adquirir un perro de asistencia debe estar bien pensada, ya que tiene que conocer de antemano las capacidades y limitaciones de estos animales y sobre todo el impacto que puede tener en su estilo de vida.
" El perro y la persona forman un equipo, una unidad capaz de superar juntos muchas dificultades, tanto físicas como emocionales".

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